miércoles, 28 de septiembre de 2011

La terapia electroconvulsiva,de las más efectivas en Psiquiatría

PSIQUIATRÍA
LA TEC, DE LAS MÁS EFECTIVAS EN PSIQUIATRÍA
Una terapia con injusta mala fama
La terapia electroconvulsiva (TEC), mal llamada electroshock, arrastra la mala fama de tratamiento peligroso o desagradable y de instrumento de tortura, en parte gracias al cine, pero cincuenta años después sigue utilizándose en la mayor parte de hospitales del mundo occidental por ser considerada, según la evidencia científica, segura y efectiva en casos de depresión grave, trastorno bipolar y algunas formas de esquizofrenia. Incluso se está investigando si puede resultar útil en enfermedades neurológicas como, por ejemplo, el Parkinson.


La terapia electroconvulsiva (TEC), mal llamada electroshock, arrastra una injusta mala fama, a pesar de haber demostrado ser un tratamiento seguro y eficaz para la depresión mayor, el trastorno bipolar y algunos tipos de esquizofrenia, que nunca ha dejado de utilizarse en hospitales de toda España, si bien de manera heterogénea por territorios.

A los prejuicios sobre esta técnica, derivados de la inadecuada información, ha contribuido especialmente el cine, que la ha asociado a punición, castigo, electrocución y silla eléctrica. Curiosamente, a pesar de su mala fama, esta terapia se ha aplicado en mayor proporción en pacientes de nivel socio-económico y cultural alto y en el sector sanitario privado.

"Este tratamiento forma parte de todas las guías clínicas que hay en el ámbito internacional porque es una de las más efectivas en psiquiatría", ha asegurado Miguel Bernardo, director del Programa de Esquizofrenia del Clínico de Barcelona y profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona. El Plan Director de Salud Mental de la Generalitat ha encargado a los psiquiatras de la comunidad autónoma que elaboren una guía de buena práctica clínica específica, similar a las que ya existen en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Holanda y España (desde hace diez años, elaborada por la Sociedad Española de Psiquiatría).

Manuel Arrojo, jefe del Servicio de Salud Mental del Servicio Gallego de Salud (Sergas), ha explicado que esta terapia la utilizan la mayor parte de servicios de psiquiatría de esta comunidad autónoma y en el documento de prioridades sanitarias figura como objetivo que todas las áreas dispongan de programas de terapia electroconvulsiva de mantenimiento en depresión y trastornos afectivos.

"Llevamos más de cincuenta años de experiencia, incluyendo su aplicación en niños, adolescentes y personas mayores de 80 años, y es efectiva, segura y accesible, porque no requiere instalaciones muy costosas y la mayor parte de casos se tratan de manera ambulatoria", ha precisado Bernardo, cuyo centro -Hospital Clínico- es, junto con el Hospital de Bellvitge, de referencia en la materia en Cataluña, puesto que también investigan en ella.

La terapia se realiza de manera interdisciplinaria (psiquiatría, anestesiología y enfermería) y las dosis de electricidad en las que se basa son las equivalentes a las de una bombilla de 20 vatios durante doce segundos, utilizadas entre seis a doce sesiones más las que sean necesarias de mantenimiento para evitar recaídas.

"Es considerado un tratamiento de primera elección, pero a menudo se espera demasiado a utilizarlo, optando primero por tratamientos farmacológicos menos efectivos", han asegurado Bernardo y Arrojo. En las depresiones con más base biológica (melancólicas) se logran índices de respuesta positiva que oscilan entre el 60 y el 80 por ciento, mientras que las terapias farmacológicas no alcanzan el 50 por ciento.

Tanto Bernardo como Arrojo admiten que en un pequeño porcentaje de casos los pacientes rechazan la terapia, precisamente por los prejuicios, pero también los hay que lo solicitan directamente a su psiquiatra porque se han informado antes bien al respecto o conocen los resultados obtenidos en amigos y familiares.

Tratamiento sencillo
El tratamiento no tiene nada que ver con lo que ha mostrado el cine: el paciente se acuesta en una camilla y durante la terapia se registran su sondas cerebrales y cardiacas y se le suministra oxígeno a través de una máscara; a continuación se coloca una pequeña aguja en una vena del brazo y se inyecta la medicación anestésica. Pocos segundos después comienza a parecer sueño y se administran los fármacos relajantes musculares. De uno a tres minutos más tarde aparece la relajación y llega el momento de aplicar la TEC, que se administra mediante un aparato modular computerizado específico para este tratamiento. La respuesta muscular al estímulo eléctrico es muy pequeña (apenas se ve), y la convulsión no dura más de un minuto. Cinco a diez minutos después el enfermo se comienza a despertar.

EVOLUCIÓNLos psiquiatras Lazlo Joseph von Meduna y Manfred Sakel se disputaron durante años la paternidad de la terapia convulsiva. Von Meduna en 1933 postuló la hipótesis, actualmente desechada, del antagonismo entre esquizofrenia y epilepsia; hipótesis que dio lugar a la provocación de convulsiones por diferentes métodos, como eran el uso de la insulina, el alcanfor o el cardiazol.El 18 de abril de 1938, Cerletti y Bini utilizaron por primera vez corriente eléctrica para provocar convulsiones y, por sus ventajas sobre los demás métodos terapéuticos, la técnica se difundió rápidamente.A partir de 1951 se administró junto con un agente anestésico (barbitúrico) y un relajante muscular (succinilcolina), procedimiento conocido como terapia electroconvulsiva modificada, que disminuyó de forma importante las fracturas y luxaciones asociadas a la crisis comicial, sin impedir su efecto terapéutico.En adelante se disminuyó la cantidad de corriente eléctrica necesaria.

OBJETO DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
La terapia electroconvulsiva (TEC), sobre la que se continúa investigando en su mecanismo en acción, trata de provocar sobre el sistema nervioso central varias crisis comiciales generalizadas, de tipo tónico-clónico, con una duración total, para toda la serie, de 200 a 250 segundos. Para obtener esa convulsión se hace llegar una carga de electrones con una potencia determinada hasta el sistema nervioso central, donde conseguirá una despolarización sincrónica de todas las neuronas y el inicio del ritmo reclutante. Con posterioridad a las crisis se observan múltiples cambios, algunos relacionados con el efecto terapéutico y otros adversos (pérdida temporal de memoria y morbimortalidad asociada a la anestesia, que es similar a la usada en extracción dental). Se usa también en riesgo de suicidio en combinación con trastorno mental grave, esquizofrenia catatónica y esquizofrenia con compromiso afectivo o manía, y se está investigando su uso en Parkinson y epilepsia. También se analizan fórmulas para hacer estimulación selectiva sin producir convulsiones (ni requerir anestesia) y la estimulación cerebral profunda para formas muy resistentes de depresión, y se realizan estudios neuroquímicos, neurobiológicos, neurogenéticos y de neuroimagen.

EVOLUCIÓN
Los psiquiatras Lazlo Joseph von Meduna y Manfred Sakel se disputaron durante años la paternidad de la terapia convulsiva. Von Meduna en 1933 postuló la hipótesis, actualmente desechada, del antagonismo entre esquizofrenia y epilepsia; hipótesis que dio lugar a la provocación de convulsiones por diferentes métodos, como eran el uso de la insulina, el alcanfor o el cardiazol.
El 18 de abril de 1938, Cerletti y Bini utilizaron por primera vez corriente eléctrica para provocar convulsiones y, por sus ventajas sobre los demás métodos terapéuticos, la técnica se difundió rápidamente.
A partir de 1951 se administró junto con un agente anestésico (barbitúrico) y un relajante muscular (succinilcolina), procedimiento conocido como terapia electroconvulsiva modificada, que disminuyó de forma importante las fracturas y luxaciones asociadas a la crisis comicial, sin impedir su efecto terapéutico.
En adelante se disminuyó la cantidad de corriente eléctrica necesaria.

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